Envuelve en periódicos la mesa del comedor,
20/11/2008
ajusta con celo los papeles, de forma que no se muevan. Empieza a poner los botes de pintura de dedos, de varios colores, repartidos alrededor de la mesa, junto a los pinceles y los vasos con agua para aclarar. Busca cartulinas o papeles grandes, enormes, blancos. Ten a manos trapos para limpiar y limpiarse. Y cuando ya esté todo preparado, no les digas nada a tus hijos, simplemente que te vean pintando cuando entren. No les intentes explicar las normas, el porqué sí o el porqué no. Piérdete en tus manos, en los papeles que vas llenando de colores, dejando que ellos te vean entusiasmado en tu tarea. Si te preguntan da respuestas sencillas, acaso un "quizás" o un "sí", o un "pues claro". Disfruta con la mezcla de colores, de texturas, de formas, de la manera de cómo sin querer se manchan tus manos, de la forma en que mezclas trozos de palillo, plastelinas o trocitos de madera. En el momento en que empiecen (él, ella o ellos) habla más por signos que por palabras. Deja que os acompañe el silencio o una música tranquila. No dejes de disfrutar con los colores ni de mirarles para compartir con ellos tu satisfacción. Sorpréndete con tu resultado, cuando ninguna norma dice que acabas el cuadro y empiezas con otra cartulina. Deja mostrar tu satisfacción -cuando crean ellos que ya está acabada su tarea- con una larga observación de la pintura de ellos y a ellos, más que con palabras,. Utiliza barro, deja que recorten el resultado o el papel en el inicio, deja que sus manos hablen “haciendo”, deja investigar, deja experimentar. Si van demasiado rápido o necesitas ponerles límites, haz primero un gesto de “despacio” y luego háblales indicándoles el camino, como si de una dirección se tratase. Deja secar el resultado y admira la obra realizada. Cuélgalas en un muro destacado de la casa.
Para que ningún niño se aburra pintando.
Con todo mi cariño para Behailu y Ana, que inspiraron este apunte.
Desat a: Crecimiento personal,
Infancia
