Krónicas terapéutikas…. Amalia, 10 años.
10/04/2014
Hay niños que no reaccionan ante los castigos. No hay maneras. Amalia es una de ellas. Es un niña adoptada, que pasó por un centro de acogida. Con 4 años tuvo una familia donde vivir y crecer. Su pasado la marcó, dejando huellas más o menos perceptibles en su comportamiento. Su familia biológica no pudo o no supo hacerse cargo de su educación.
Coge cosas que no son suyas y las esconde. Todo tipo de cosas. Educativamente los padres intentan rezorzarla en las cosas que hace bien –pocas- y están deseperados porque los castigos los acepta –es del tipo “rebelde pasiva”- pero no se rebota ni discute. Le da igual, aparentemente, quedarse sin videoconsola, tele o ordinador. Después burla la vigilancia de los padres y vuelve a las andadas. Se te queda mirando, como si comprendieses lo que le dices. Como si te fuera a hacer caso. Y después, vuelve a quitar cosas a los demás.
Los niños que no se rebotan, que no plantan cara pueden ser incluso más difíciles que los que la “lían gorda”… En este caso hay dos caminos importantes a realizar: uno, el apoyo a los padres y el darles estrategias. El otro con la propia niña.
Los niños que no “reaccionan” ante los castigos ni ante las alabanzas suelen tener un perfil, por mi experiencia, similar. Suelen quedarse mudos, sin palabras, aceptan las condiciones que les ponemos, las evitan cuando no estamos delante, suelen quedarse anclados en una mentalidad de 5 o 6 años, suelen haber tenido alguna o varias experiencias traumáticas. Rompen la lógica de cualquier educador, que no entiende nada. En muchas ocasiones, son muy inteligentes.
Desat a: Sanación
