Son mis profesores....!!!!
14/12/2009
Una de las cosas más impresionantes que te puedes encontrar trabajando con niños es su capacidad para emocionarse, para vibrar, para expresar lo que sienten. En especial trabajando con niños de 1 a 3 años.
En esa edad los niños aún no tienen a penas lo que llamamos "esquemas sociales", interpretaciones de cómo tiene que ser las cosas y qué significan. Desde mi punto de vista son "emoción pura". Cuando lloran, lloran con todo su ser, cuando ríen, se tronchan de risa, cuando tienen miedo se les cae el mundo encima, cuando te observan parece que te miren por dentro,...
Entiendo que son nuestros maestros, como todos los demás niños y adolescentes que nos rodean, en especial de nuestros hijos, puesto que nos enseñan "cosas" (reacciones, impulsos, sensaciones, sentimientos, pensamientos, preocupaciones, alegrías,...) de nosotros mismos que ni tan siquiera habíamos imaginado que pudieran existir.
Si somos una mamá, qué te voy a decir. Si somo papá, el niño nos hace crecer como hombres al convertirnos en padres. Si somos tío ("tiet"), ni os cuento (que es lo que a mí me toca por ahora).
A medida que crecen, que van cambiando, que van asumiendo eso que llamamos "el mundo en que vivimos", desde unos simples colores hasta las emociones (¿te has enfadado, mamá?), nos van sorprendiendo una y otra vez, con la mirada puesta en cosas, en hechos y situaciones que nos cogen muchas veces al traspiés, que delatan su crecimiento y su forma diferente de ver el mundo.
Encontramos motivos, una y otra vez, día tras otro para sentirnos satisfechos.
A pesar de la altura, del vocabulario, de los conocimientos, de la forma simplista de ver el mundo, son contínuamente descubridores de la verdad de lo que somos nosotros mismos.
Desat a: Infancia