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12/01/2012 Acabo de hablar con unos padres que conozco desde hace tiempo y que les ayudo en la educación de sus hijos. Se separaron durante un tiempo pero volvieron a intentar a llevar una familia adelante. Creo que lo están consiguiendo. Tienen dos hijos pequeños, se llevan un par de años de edad. Se encuentran en esa situación en la que cada uno enlaza muy bien con uno de los hijos y no tiene problemas en el día a día. Los problemas de la pareja los ve claros cómo arreglarlos. Más o menos, eso les pasa a los dos.

Tened en cuenta que siempre va a haber uno hijo o una hija con la que sintonizamos de forma especial. No es que la queramos más o menos sino que por la similitud del carácter vamos a sintonizar mejor con él. Aquí está lo rico, lo fantástico de educar una pareja unida a los hijos. Donde no llega uno llega el otro. Cuando uno está que no puede más, la pareja le toma el relevo, cuando algo no lo entiende la otra parte lo puede ver más claro, desde otro punto de vista, desde otra perspectiva.

De ahí la dificultad de una madre o de un padre que están solos (separados, o por otras circunstancias), puesto que el trabajo en equipo sí que es más difícil, pero es mucho más provechoso.
Desat a: Infancia, Pareja