Momentos difíciles
06/02/2008
La semana pasada realicé un acompañamiento (no terapia) a una persona que había perdido un ser muy querido hacía 15 días.
Hubo momentos de todo, para reír, para llorar y sobre todo, para recordar con apasionamiento íntimo momentos vividos.
Una muerte repentina es de las cosas más difíciles de entender. La mente viene y va entre mil y una reflexiones en las que hay siempre un punto central común: ¿por qué?.
Largos silencios se sucedían entre entre anécdotas, circunstancias del pasado, momentos vividos que ahora cobran más valor, más brillo, más sentimiento profundo de lo que él ha representado. Quién lo iba a decir, así de repente....
El amor duele. Y ese dolor forma parte de la llamada "vida".
Hoy en día se asocia felicidad a placer, nada más erróneo. La felicidad la relaciono más con la sensación de plenitud, con el sentimiento de amar y sentirse amado.
La pérdida de un ser querido es el desgarro del alma donde la vida nos muestra su filos más amargos, más hirientes. La pretendida "felicidad" queda lejos, muy lejos.
Me comentaba esta persona que tenía Fe, mucha Fe. No se consideraba católica pero sí que tenía confianza. Es la única manera de poder ver un horizonte donde ahora no se ve nada.
Tras estas pequeñas reflexiones os dejo un libro de Elisabeth Kübler Ross, "La muerte un amanecer".
Desat a: Crecimiento personal